jueves, 7 de marzo de 2013

Todavía alguno hablará de represión

Son numerosos los casos de alergia a la bandera española en las manifestaciones contra los recortes o protestas estudiantiles. Varias entradas he dedicado al veto en muchas congregaciones a Respuesta Estudiantil. Uno de los más significativos tuvo lugar hace semanas con la agresión a un grupo de jóvenes que portaba banderas de España.

Éstos, se dirigían a una manifestación contra los recortes en educación por el ministro Wert. El guión estaba más que escrito, antifascistas llorones pedirían a la policía de la que tanto de quejan la expulsión inmediata de esos malvados chicos que crean crispación en el ambiente al llevar la bandera de nuestro país. Minutos después llega la policía y son expulsados los malvados fascistas. Los sucesos son siempre iguales, repetidos unos tras otros. Lo más gracioso del asunto es que celebran la expulsión de unos patriotas mientras luego lloran cuando se les expulsa a ellos de algunas concentraciones. La bipolaridad de algunos es para hacérselo mirar.

Si ya me parece grave que expulsen al pueblo de las puertas del congreso y protejan a los que allí dentro negocian con los derechos y libertades de la gente, más aún me lo parece que no permitan exhibir la bandera constitucional, esa misma que portan en las gorras, los cascos, y los uniformes, vergüenza debería de darles.

Pero luego, desde las plataformas digitales antifascistas lloran por la encarcelación de terroristas como Alfón, un muchacho que portaba una mochila con material explosivo en una huelga general, motivo más que evidente para la encarcelación, represión me parece que poquita, más bien lo comido por lo servido; cárcel por explosivos.

Mientras en otros países, en manifestaciones populares contra la actual crisis se pueden ver banderas nacionales, aquí, ondean trapos feos y con miles de víctimas en sus cosidos.

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