Que Estados Unidos sea protagonista de un atentado ya hace sospechar, mirando los atecedentes del implicado y la falta de principios que tiene ya es para estar con la mosca detrás de la oreja.
Ha pasado un mes desde el atentado en la maratón de Bostón pero parece que sigue todo en el aire, se encontró el material explosivo de fabricación casera, un par de chechenos locos, de los cuales uno murió y el otro resultó herido en una persecución, y las exculpaciones de organizaciones terroristas y gobiernos como el ruso en la autoría de los hechos.
No se sabe mucho más, lo que está claro es que ha centrado más atención este atentado que todas las operaciones ilegales que efectúa el ejército israelí sobre palestina. Puede ser la tapadera, una cortina que se echa para que la población mundial mire hacia otro lado, distraiga su atención y no observe los crímenes de guerra contra personas inocentes.
También puede ser la excusa para invadir un nuevo país, una nueva zona de guerra en los Urales tal vez. El currículum vitae de Estados Unidos es largo y experto en este tipo de acciones, atentados de falsa bandera. El último y más reciente, 11 de septiembre. Son muchas las elucubraciones sobre lo que ocurrió ese día, muchos cabos sueltos y piezas sin encajar. Pero nada nos sorprende ya, alguno piensa que estamos locos al decir que un gobierno es capaz de atentar contra su propio país para obtener la excusa y alcanzar el objetivo planteado.
Es que él me pegó primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario