jueves, 25 de octubre de 2012

Jornada postelectoral

Hemos tenido recientemente elecciones en Galicia y Vascongadas, supongo, estarán al tanto de los resultados electorales de cada una; más que preocupantes. Si ya vimos en las municipales como Bildu y Sortu conseguían alcaldías bajo la impasividad del pueblo español, ahora lo hacen al parlamento autonómico. Desde Democracia Nacional y otras agrupaciones patriotas ya avisamos de los peligroso del asunto, sólo por tener concejalías o alcaldías ya podían tener acceso a los datos fiscales de toda la población española. No sería problema sino fuera éste un partido etarra, un partido que no ha condenado aún la violencia de ETA y que cuenta con el apoyo de la izquierda abertzale y otros grupos similares.

Son muchos los españolitos que ahora se asustan o dicen tener una terrible impotencia al ver a los terroristas en las administraciones públicas, les digo, que fue su gobierno bipartidista el que dio vía libre a esta escoria para que pudieran recurrir a los comicios, es ese gobiernos bipartidista el que quiere ilegalizar partidos como DN, es ese gobierno el que nos vendió al euro, el que nos metió en una guerra por intereses petrolíferos, el que nos mantuvo en "misiones de paz" el que tiene la cifra de parados rondando los 6 millones, el que mantiene España con las puertas de par en par para la entrada de inmigrantes y para la fuga de cerebros.

No os engañéis, no hay dos partidos, hay un sistema bipartidista totalmente estructurado y que después de más de 30 años de democracia tiene a nuestra tierra al borde de la quiebra.

Por otra parte, Galicia, con el chorizo de Mario Conde presentando un partido y la reelección de Feijoo en la que Rajoy ve un respaldo a su persona es para mear y no echar gota. Lo de este país es un chiste tras otro, que un ladrón de la talla de Conde, que "cumplió" condena pueda presentarse tan pancho a unas elecciones. Es el país que tenemos, una cantidad de corruptos por metro cuadrado inigualable, pero contra esos no hay linchamiento ni cárcel, contra un librero sí. 

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